miércoles, 3 de octubre de 2018

¿señora o señorita?


Me consultan sobre la problemática en el uso de las palabras señora y señorita. Si nos vamos al diccionario, hallaremos varios significados para cada una de estas palabras, algunos de uso regional y otros ya en desuso. Esta cantidad de significados nos advierten del hecho de que el lenguaje es un producto social y cambia con las sociedades.

Durante mi niñez y buena parte de mi juventud, se utilizaba la palabra señora para referirse a las mujeres casadas y señorita para las solteras. En esa época el destino natural de toda mujer era casarse (o eso nos hacían creer), por lo que no era extraño que si no había certeza del estado civil de la persona en cuestión y parecía ser una persona mayor (casi de cualquier edad para una niña o adolescente), se recurría inmediatamente al señora.

Otro uso que se le daba, y que en forma más evidente mostraba la objetualización de la mujer, era utilizar estas palabras para distinguir entre mujeres que no habían tenido relaciones sexuales y las que sí. En mi ignorancia, mi mayor preocupación era que si por algún motivo me paraba frente al altar "siendo ya una señora", no podría utilizar un vestido blanco y todos sabrían que ya no era una señorita.

Por dicha crecí y pude alejarme de estos discursos que más que ordenar el mundo conocido (que es en esencia la función del lenguaje), lo que lograban era confundirme. Con todo, siempre me cuestionaba el porqué no sucedía lo mismo en el caso de los hombres, quienes pasaban de ser niños o muchachos a ser señores, sin pasar por el estadio de señoritos.

Con la fuerza que han tomado en este siglo los movimientos feministas, este tema ya se ha resuelto en lenguas como el inglés, en el que se utiliza Ms. como abreviatura para las mujeres (sean miss o Mrs.); y el francés, donde se eliminó la casilla de mademoiselle en documentos administrativos (conservando únicamente monsieur y madame).

En Costa Rica creo que estamos en un periodo donde conviven ambas formas. Ya a mi edad nadie me dice señorita; sin embargo, no deja de retumbarme en el oído cuando alguien me dice señora. Al fin y al cabo somos hijas de la sociedad en la que crecimos y no podemos sencillamente borrar nuestros "discos duros".

Creo que lo mejor es que poco a poco vaya desapareciendo la palabra señorita de nuestro vocabulario, en pro de la igualdad. Sin embargo, en tanto eso ocurre, hay muchas situaciones cotidianas en las que tenemos que identificar cuál sería el mejor uso. Si estamos en el ámbito laboral y se trata de una mujer que ocupa un puesto de autoridad, siempre se debe utilizar señora, sobre todo en situaciones formales. En el trato cotidiano, con nuestros compañeros, lo mejor es, en la medida de lo posible, llamar a las personas por su nombre de pila; pero, si lo desconocemos, habrá que valorar cuál será la forma de tratamiento mejor recibida por la persona a la cual nos dirigimos.

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