lunes, 15 de abril de 2013

Lenguaje con enfoque de género



Este resulta ser un tema recurrente, más cuando en algunas instituciones públicas se quiere adoptar el lenguaje inclusivo como la norma, en lugar de establecer ciertas prácticas que nos permitan a hombres y mujeres trabajar sin que todo se convierta en un motivo de competencia o en el que se valoren tus aportes y comentarios a partir de si usaste escarpines celestes o rosados cuando acababas de nacer ;-)

El caso es que ya en otra oportunidad me referí al lenguaje inclusivo y les recomendé algunos sitios con manuales escritos al efecto; así que ahora solo quisiera comentar el hecho de que el trato igualitario (no solo entre mujeres y hombres, sino entre jóvenes, niños, ancianos, adultos; ricos y pobres; médicos, abogados y el resto de los profesionales y de los no profesionales; ateos y creyentes; homosexuales, bisexuales, heterosexuales, asexuales…; chancletudos y no chancletudos; o incluso el trato que damos a los animales) o respetuoso debería indicar, porque al fin y al cabo es claro que todos somos diferentes y se nos debe tratar con respeto a esas diferencias; es un asunto que debe manifestarse en las acciones y en la motivación de esas acciones. El lenguaje tan solo es un medio que pretende reflejar una realidad, así que cambiar el lenguaje no cambia la realidad; aunque sí nos puede ayudar a cambiar la realidad el hecho de tomar conciencia de esta por medio del lenguaje.

Si de pronto dejamos de reír sin pensar ante los chistes sexistas, xenofóbicos o cualquier otro que pretenda hacer burla del diferente (en cuyo lugar siempre estaremos, pues todos lo somos), ya estamos haciendo algo positivo en función de alcanzar una convivencia de respeto (y no digo tolerancia, pues esa palabra me hace pensar en alguien que se considera superior y como noble indulgencia a sus inferiores, les permite, a regañadientes, existir).

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