La negrita y el subrayado son elementos de la escritura que se utilizan para destacar lo escrito, pero –tal y como ha ocurrido con la mayúscula- se ha caído en un excesivo uso de los mismos, como si todo lo escrito fuera relevante.
Es algo parecido a lo que ocurre en muchos centros de trabajo, donde se le pone rótulo de “urgente” a todos los documentos; con lo que al final lo que se logra es que se le dé el mismo tratamiento a todo, y los asuntos que requieren un trámite expedito se pierden en escritorios plagados de papeles supuestamente urgentes. Se nos dificulta, según pareciera, distinguir la paja del grano.
Es por este motivo que se debe utilizar esos mecanismos solamente para destacar lo verdaderamente relevante en los escritos, porque su abuso, además de afear la presentación de un texto, hace pensar que quien lo escribe o edita no tiene una clara noción del contenido del mismo.
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