Con la elección de una mujer en la Presidencia de la República de nuestro país y el subsecuente nombramiento de una mujer en la Presidencia Ejecutiva de la Caja, han vuelto a florecer las dudas sobre si se les debe llamar “presidente” o “presidenta”; incluso, durante un tiempo circuló en la web un escrito sobre los supuestos motivos por los cuales la forma “presidente” era la única aceptable, motivos totalmente erróneos desde el punto de vista gramatical de la lengua española.
Para resolver cualquier duda sobre este tema no es necesario ir muy lejos. Con solo consultar el Diccionario de la lengua española de la Real Academia de la Lengua, podemos corroborar que ambas formas tienen sendas entradas en él. Y es algo que no sorprende, pues el uso de la palabra “presidenta” se ha generalizado en nuestra habla cotidiana que es, a fin de cuentas, a lo que debe responder todo diccionario.
El uso de la palabra presidenta va más allá de un simple capricho lingüístico, pues se ha convertido en una forma de destacar el papel importante que están ocupando las mujeres en puestos de toma de decisiones. Un proceso lento, en todo caso, y carente de proporcionalidad, pero que por eso mismo ha hecho que muchos grupos lo destaquen aún más con la introducción en la lengua de nuevas palabras.
En el caso de presidenta, no se trata de una palabra nueva, pues está en el diccionario académico desde 1803; así que en pleno siglo XXI, dudo que haya algún problema para su uso en documentos oficiales o en conversaciones cotidianas.
Yo entiendo bien el asunto, son las normas de uso del idioma las que definen el caudal léxico que utilizamos, las palabras se transforman, nacen, crecen, se multiplican y mueren, se metamorfosean... Este es el caso de una de ellas, quizá también más por asunto político...
ResponderEliminarHabrá que pensar en otras también...
Para muestra, unos ejemplos...
http://redcultura.com/blogs/index.php/la-cantanta-calva?blog=10
jajaja... muy bueno el comentario de Leonardo Sancho. No exagera... algunos pretenden llevarlo al extremo. Y por su propia superficialidad, probablemente no se mantengan en el tiempo.
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