miércoles, 8 de junio de 2011

Ultracorrección

Es común, cuando almorzamos con compañeros y amigos en alguna soda o restaurante, escuchar que alguien le pide al mesero o mesera, un “vaso con agua”. Personalmente, cada vez que me sucede, me retumba en los oídos la preposición y requiero de algunos minutos para recuperarme.

En este caso estamos en presencia de lo que se conoce como “ultracorrección”, que es cuando se corrige algo que está bien, “por prurito de corrección”. Al final se nos vuelve en contra nuestra supuesta rigurosidad lingüística.

Les copio algunos ejemplos que encontré en la web:

Ejemplos:

1. Ultracorrecciones por adición o sustitución de fonemas o grafemas: bacalado, gentido, amorido, copear, espúreo, titáneo, ideosincracia, correpto, desaveniencia, desvastar (= arruinar), disgresión (= comentario que se aparta del hilo del discurso), aereopuerto, aereodinámico, sujección, erudicción, sentémosnos, destornillarse (de la risa), traer un tema a colisión; exhuberante, exhorbitante; te fuistes y no me dijistes que alguna vez me quisistes (o menos aceptable aún: te fuites, etc.).

2. Ultracorrecciones de acentuación (acento fonético): áustero, erúdito, prúrito, intérvalo, périto, diábetes, líbido (hay cierta tendencia a considerar los vocablos esdrújulos como más “elegantes”).

3. Ultracorrecciones de tildación (acento gráfico): amarón, comierón, salierón, hizó (de hacer), pusó (de poner), quisó (de querer). Estas ultracorrecciones se deben a la aplicación de una regla totalmente falsa, que se enuncia poco más o menos así: “todos los verbos en pasado llevan acento (= tilde)”. Curiosamente, las personas que colocan estas tildes innecesarias nunca las pronuncian.

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