Son de un solo género sin que este haga
referencia al sexo, aun cuando designan seres sexuados. El género masculino o
femenino de estos sustantivos solo se manifiesta en la concordancia. Son muy
frecuentes entre los nombres de animales (el avestruz, la cobra, la jineta…)
y plantas (el acebo, el espárrago, la palmera, el plátano, el sauce…).
También los hay que hacen referencia a seres humanos (la autoridad, el
emisor, la persona…). Para especificar el sexo de los referentes de los
nombres de animales y de plantas se utilizan los sustantivos macho y hembra.
Estos modificadores no alteran el género del sustantivo: el hipopótamo macho
/ el hipopótamo hembra, el ombú macho / el ombú hembra. Para especificar el
sexo de los individuos designados por los sustantivos epicenos de persona, se
agregan masculino/femenino o varón/mujer: los personajes femeninos,
las víctimas masculinas, los parientes varones. La concordancia está
condicionada por el género, no por el sexo: El tiburón hembra es muy
{peligroso - *peligrosa}.
Algunos sustantivos pueden comportarse como
epicenos o como comunes. Así, miembro (‘persona integrada en una
comunidad’) y rehén son habitualmente epicenos, pero se emplean a veces
como comunes: Ella es el miembro más notable del equipo [epiceno] ~ Ella es la
miembro más notable del equipo [común]; Ella es el único rehén ~ Ella
era la única rehén. Lo mismo puede
decirse de otros, como pariente y familiar. Bebé es común
en buena parte de América (Es una bebé preciosa ~ Es un bebé precioso), pero epiceno en España: Esta niña es un bebé
precioso. En varios países americanos, este sustantivo ha desarrollado una
forma femenina, a la par que una pronunciación llana: bebe/beba.
No se considera correcto el femenino miembra.
Fuente: Real Academia Española y Asociación
de Academias de la Lengua Española. Nueva gramática básica de la lengua
española. 2011.
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