Pueden ser masculinos o femeninos sin que
su forma se vea modificada. Su género (y, por consiguiente, el sexo del
referente) puede manifestarse a través de la concordancia con adjetivos y
determinantes: el cónyuge/la cónyuge, este testigo/esta testigo, estudiante
aplicado/estudiante aplicada.
Pronombres. Se comportan como sustantivos comunes en cuanto al género
numerosos pronombres: Yo soy {alto ~ alta}.
Grupos de nombres comunes en cuanto al
género. Según la terminación, se clasifican
en varios grupos:
a) Acabados
en –a. Son, en buena parte, de origen griego y denotan profesiones,
actividades o atributos de personas: astronauta, burócrata, centinela,
guardia. Son numerosos los que se forman con el sufijo –ista: artista,
dentista, pianista. Algunos, de carácter popular y restringidos
geográficamente, poseen connotaciones negativas: hortera, maula, pasota,
pelma, raspa.
El sustantivo autodidacta puede usarse como común, pero
también es posible la alternancia autodidacto/autodidacta. Lo mismo
ocurre con políglota, que admite la variación polígloto/políglota.
Se ha extendido la forma modisto, surgida del común modista.
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b) Terminados
en –e: conserje, detective, hereje, intérprete. Destacan por su
número los que acaban en –nte, que suelen proceder de participios de
presente latinos: amante, cantante, delincuente, estudiante, manifestante,
presidente.
Pueden ser comunes jefe,
cacique y sastre, aunque también existen, y son correctos, los
femeninos jefa, cacica y sastra, los dos últimos menos usados.
Varios de los acabados en –nte poseen variantes en –nta sujetas
a distribución geográfica, como la clienta (poco común en
algunos países americanos), la intendenta, la presidenta (ya de uso
casi general), etc.
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c) Acabados
en –i (tónica o átona) y en –y: maniquí, marroquí, pelotari, yóquey (yoqueta
en el área rioplatense), y algunos en –o: sabelotodo, testigo.
d) Casi
todos los no agudos acabados en –r, -s, -t: mártir, prócer, papanatas, pívot.
Los agudos terminados en –ar o –er: auxiliar, titular, canciller,
mercader. Los procedentes de adjetivos que terminan en –l: comensal,
corresponsal, profesional. Algunos de estos últimos forman femenino en –a:
colegial/colegiala, español/española, al igual que los agudos terminados en
–or: director/directora, doctor/doctora; en –n:
anfitrión/anfitriona, patrón/patrona, y en –s: francés/francesa,
marqués/marquesa (con la excepción de mandamás). Los acabados en –z
tienden a ser comunes (el portavoz/la portavoz, el aprendiz/la aprendiza, el
capataz/la capataz), si bien algunos poseen forma femenina, como andaluza
y, más ocasionalmente, aprendiza y capataza.
Cambios de clase. Originariamente, la marca de género de muchos sustantivos
que nombran profesiones desempeñadas en otro tiempo por hombres designaba solo
el masculino, mientras que la forma femenina se aplicaba a la esposa: la
coronela (‘la esposa del coronel’), la gobernadora (‘la mujer del
gobernador’). Este uso se ha perdido hoy casi totalmente, ya que las mujeres
han pasado a desempeñar tales actividades de forma habitual. En la actualidad
se emplean como sustantivos comunes en cuanto al género (el sargento/la
sargento) o como nombres de terminación variable (el gobernador/la
gobernadora).
a) Son
numerosos los masculinos terminados en –o que designan cargos, títulos o
profesiones que presentan el femenino en –a: abogada, bióloga,
catedrática, diputada, ingeniera, incluso los que coinciden con nombres de
ciencias y artes, como física, informática, música, política, química,
técnica. No obstante, algunos de ellos siguen empleándose en muchos países
como comunes en cuanto al género: el/la médico, el/la músico.
Empiezan a extenderse algunos sustantivos femeninos
correspondientes a masculinos no acabados en –o, como bedela,
concejala, fiscala o jueza, entre otros. Sin embargo, su
aceptación es desigual en los distintos países hispanohablantes.
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b) Tras la
incorporación de la mujer al Ejército, se consideran comunes en cuanto al
género los sustantivos que designan grados de la escala militar: el/la
capitana, el/la coronel, el/la sargento, el/la soldado, el/la teniente,
etc. No obstante, en algunos países americanos, se registran usos como la
capitana, la coronela, la sargenta o la tenienta para designar a las
mujeres que poseen tales grados.
Fuente: Real Academia Española y Asociación
de Academias de la Lengua Española. Nueva gramática básica de la lengua
española. 2011.
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