sábado, 8 de febrero de 2014

expediente

La palabra expediente está emparentada con el latín impedire (trabar con los pies, entorpecer, estorbar), que a su vez deriva de pes, pedis (pies). A mediados del siglo XV surge el verbo expedir, del latín expedire (desentorpecer, despachar) y de ahí expediente (en 1604 aproximadamente).

En el español actual esta palabra tiene registrados 11 significados, muchos de ellos relacionados con ese concepto original tan ligado al movimiento, a la acción; a la posibilidad de hallar una solución a un problema o dar trámite a una gestión.

En el ámbito administrativo es usual llamarle así a las carpetas llenas de documentos relacionados con un tema en particular. Este significado lo recoge la Real Academia de la Lengua:
Conjunto de todos los papeles correspondientes a un asunto o negocio. Se usa señaladamente hablando de la serie ordenada de actuaciones administrativas, y también de las judiciales en los actos de jurisdicción voluntaria. 
Ante la amplitud del concepto recurrimos a los adjetivos para distinguir los diferentes tipos de expedientes: administrativo o judicial, personal o de pensión, entre otros.

Quizás sea principalmente en el verbo expedientar donde mejor se conserve la acción que originalmente tenía el concepto.

Pero no sobra recuperarlo y tener en cuenta que detrás de cada expediente que tenemos en nuestras manos o en la memoria de la computadora, hay una o varias personas en espera de alguna acción, que haya movimiento, que se desentorpezca o despache algún trámite y que se genere una acción con efectos reales en su vida.

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