Para quienes utilizamos todos los días
procesadores de texto, las herramientas con que cuentan para la corrección
ortográfica y gramatical pueden ser de gran ayuda. Más aún si consideramos que
muchas veces debemos escribir rápidamente un informe, oficio o correo
electrónico, sin tener tiempo para releerlo (lo cual debería ser la norma, no
solo si nos interesa la máxima calidad de nuestros escritos sino también si
queremos evitar malos entendidos). A pesar de ello, es común que tiendan a la
ultracorrección y nos hagan sugerencias o inserten texto incorrecto.
Nos sucede también con los mensajes que
enviamos por medio de nuestros teléfonos celulares o de cualquier otro
dispositivo portátil, van cargados de incoherencias debido a que tenemos
activadas herramientas de predicción de texto, que definitivamente no están
conectadas con las ideas que se nos cruzan por la cabeza en ese momento (o
quizás sí, pero de las inconscientes).
Para quienes tienen dificultades teóricas
en cuanto al uso adecuado de la lengua, los cambios sugeridos por esta
herramienta del procesador de texto o del software respectivo en
nuestros teléfonos, puede hacernos incurrir en errores gravísimos que en el
mejor de los casos nos harán quedar tan solo como personas que no leen a menudo
y, en el peor, podrán ser la causa de algún disgusto con nuestros contactos o
un grave malentendido con nuestros colegas o compañeros de trabajo.
Es por este motivo que cuando se trata de
estas herramientas informáticas, siempre les recuerdo a mis compañeros que las
máquinas son tontas, no piensan –a diferencia de quienes las utilizamos- y que
por ese motivo debemos revisar la labor que en forma automática realiza el
procesador de texto. Pero no todo es negativo, pues probablemente los errores
de digitación hayan sido reducidos al máximo gracias a nuestro corrector
automático; pero evitaremos un producto de deficiente calidad si posteriormente
le damos una rápida leída a nuestro escrito. En el mejor de los casos (o en un
entorno ideal de trabajo) podremos contar no solo con tiempo suficiente para
revisar nuestros textos antes de enviarlos, sino también con el apoyo de un
profesional en el uso de la lengua que vele por la calidad de la producción
escrita de nuestra unidad de trabajo.
Dado que en la Caja Costarricense de Seguro
Social utilizamos las herramientas de Microsoft Office, les recomiendo visitar
su centro de soporte, donde encontrarán consejos para un uso óptimo de su
corrector ortográfico y gramatical.
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