Con el paso de los años, ha sido posible para las mujeres el desempeño de profesiones y puestos que tradicionalmente habían sido reservados a los hombres. Si bien es cierto, en muchos casos los sustantivos o adjetivos referidos a esos puestos o profesiones carecían de marcas de género (por lo que eran aplicables tanto a hombres como a mujeres), se ha recurrido al uso de una forma femenina para remarcar el hecho de que es una mujer quien se desempeña como tal.
Muchas de estas palabras han venido siendo recogidas en los diccionarios, cumpliendo así la función que deben tener como textos referenciales que ayuden a los usuarios a conocer no solo el significado de las palabras sino también las palabras usadas por los hablantes. Con esto, al menos en el caso del diccionario de la academias de la lengua española, se acercan más a una función descriptiva de la lengua, alejándose un poco de la prescriptiva, donde querían imponer su gramática y sus reglas del lenguaje (e incluso por mucho tiempo privilegiando los usos en España en detrimento de las formas utilizadas en América). Se llegaba al extremo de que de niños rezábamos utilizando un extraño vosotros o, incluso más recientemente, algunos han desplazado el uso de “concientizar” por “concienciar”.
Pero me desvío un poco del tema de estas líneas, que es la referencia al hecho de que en la más reciente edición del Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia de la Lengua, ya se incluía la forma femenina de “gerente” y que se prevé incluir en la próxima entrega del diccionario, una entrada particular para la palabra “gerenta”. Así que, cuando se trata de una mujer que ocupa ese puesto, ambas formas serían correctas (gerente y gerenta).
En todo caso, siempre recomiendo que en la comunicación es importante pensar en el destinatario, así que lo mejor en este caso sería utilizar la forma preferida por la persona que ocupa ese puesto.
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