Me preguntan sobre la función de la letra hache.
Si bien es cierto, el lenguaje en general tiene la función primordial de
permitirnos la comunicación a los hablantes de una lengua (tanto oral como
escrita), es difícil para mí o para cualquier otra persona afirmar que una
letra sea útil o no. En general, la determinación de nuestro alfabeto español
ha respondido a procesos históricos, donde el uso ha acabado imponiéndose a la
larga.
En el caso de la hache, no podemos
decir tan solo que se trate de una letra muda y, por tanto, innecesaria para la
comunicación; por cuanto además de la hache muda tenemos la hache
que junto con la ce forman el dígrafo che y la hache aspirada,
que aparece en innumerables préstamos de otras lenguas: dírham, hachís,
hámster, haikú, hawaiano, Hegel, Hitler, Doha, entre otros (Ortografía
de la lengua española, 2010: 149).
Pero centrándonos en la hache muda
(tan atacada y defendida), tenemos que se conserva principalmente por razones
etimológicas (principalmente por palabras que proceden del latín y del griego)
(anhelar, hiedra, nihilismo, hoy, hemi-, hidro-, hiper-); pero también
por razones histórico-gráficas (sencillamente empezaron a ser escritas de esa
forma y ese uso se consolidó entre los hablantes cultos de la lengua: huelga,
huella, hueso, huevo, deshuesar).
Igualmente, se da el caso de palabras que
por razones etimológicas deberían tener hache, pero cuyo desarrollo
histórico (en el uso de los hablantes), la ha eliminado en la escritura: asta,
endecasílabo, reprender, invierno, entre otras.
En general, no podría afirmar o negar la
utilidad de la hache; lo que sí podría decir, como amante del lenguaje y
estudiosa de la palabra, que cuando veo que una palabra que en el habla culta
requiere la hache no la tiene, siento dolor en los ojos, lo que
posiblemente incida en la respuesta que reciba de mí la persona que me escribe.
Aunque la forma de escribir no define a las
personas, no puedo creer que alguien que cometa este tipo de exabruptos
ortográficos tenga el hábito de la lectura, el cual es fundamental no solo para
ser una persona culta, sino también para mantenerse actualizado en cualquier
campo del conocimiento.
Y creo que ahí podría estar el valor de la hache,
en que es una muestra del devenir histórico de nuestro lenguaje; del cual
nosotros, los hablantes, no podemos extraernos. Somos producto de una historia,
historia que se recoge por medio del lenguaje, y no podemos renunciar a ella y
empezar de cero. Hacerlo sería renunciar a la experiencia acumulada por la
humanidad, la cual nos debería servir para no cometer los mismos errores una y
otra vez.
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