El enunciado. Es el mensaje mínimo, la unidad de comunicación. Los
enunciados presentan las siguientes características:
a) Poseen
valor comunicativo. Constituyen por sí mismos mensajes.
b) Tienen autonomía sintáctica. Aparecen aislados, es decir, no están conectados con ningún otro por procedimientos sintácticos.
c) Poseen entonación propia, que se extiende entre dos pausas marcadas que lo delimitan y le otorgan autonomía.
d) En el habla, se asocian a actos verbales.
e) Los enunciados constan de dos componentes que configuran su sentido y los ordenan como una unidad: el dictum o secuencia y el modus o modalidad. El dictum expresa el contenido de los mensajes, que se manifiesta en la secuencia sintáctica. Según las características internas de la secuencia, los enunciados pueden ser oracionales (La música serena el espíritu), nominales (¡Un momento!), adjetivales (¡Magnífico!), adverbiales (¡Aquí!) o interjectivos (¡Ay de mí!; ¡Enhorabuena!), entre otras posibilidades.
Se llama modalidad a la expresión de la
actitud del hablante (modus) en relación con el contenido del dictum
de los mensajes. El emisor es quien enuncia, quien interroga, quien exclama,
quien formula su deseo o sus dudas. La modalidad se expresa a través de
recursos sintácticos y fonológicos. Destacan entre los segundos la curva de
entonación, en especial su inflexión final. Junto a la estructura formal de la
oración, la curva melódica es uno de los criterios fundamentales para
distinguir entre oraciones declarativas (Está lloviendo), interrogativas
(¿Qué hora es?), exclamativas (¡Qué coche te has comprado!),
imperativas o exhortativas (No te muevas de donde estás), desiderativas
(¡Que tengas un feliz día!) y dubitativas (Tal vez tengas razón).
Fuente: Real Academia Española y Asociación
de Academias de la Lengua Española. Nueva gramática básica de la lengua
española. 2011.
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