El morfema. Si bien la noción de morfema se ha usado en varios
sentidos, en el que se adoptará aquí equivale a segmento morfológico. Desde
este punto de vista, se define como la unidad mínima aislable en el análisis
morfológico. Así, en la palabra habilidades identificamos los siguientes
morfemas: la raíz habil-, que aporta el significado léxico (presente en habilitar,
rehabilitar, habilidoso, etc.), el sufijo derivativo –idad
(identificable en claridad, cordialidad, felicidad, etc.) y el sufijo
flexivo –es (que se encuentra en carteles, mujeres, felices,
etc.).
Los morfemas reciben distintos nombres en
función del papel que desempeñan en la estructura y en el proceso de formación
de palabras.
Base léxica y raíz. Base léxica es la voz de la que se parte en un proceso
morfológico. La base proporciona la raíz tras la cancelación del segmento
vocálico átono final. Así, deporte es la base de deport-ista, que
se forma sobre la raíz deport-. Cuando la base léxica termina en
consonante (mar) o en vocal tónica (café), ambos constituyentes
son idénticos, como ocurre en mar-ino o en cafe-ína.
Afijos. Afijo es el nombre que recibe el morfema ligado que debe
aparecer unido a otro morfema. Según sea su posición con respecto a la raíz, se
distinguen tres clases de afijos:
a) Sufijo.
Afijo pospuesto, generalmente léxico, propio de la derivación. El sufijo
flexivo se suele denominar desinencia, aunque en ocasiones este término se
reserva para el conjunto de los morfemas flexivos del verbo.
b) Prefijo.
Afijo antepuesto: im-posible.
c) Interfijo.
Afijo que se sitúa en una posición intermedia entre la raíz y un sufijo: polv-ar-eda,
mujer-c-ita.
Fuente: Real Academia Española y Asociación
de Academias de la Lengua Española. Nueva gramática básica de la lengua
española. 2011.
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