miércoles, 17 de julio de 2013

Tipos básicos de escritura

La escritura es un sistema de comunicación humana que traduce a términos visuales, mediante signos gráficos convencionales dispuestos secuencialmente, los signos vocales que se emiten de forma sucesiva al hablar. Existen tres sistemas básicos de escritura, según sea el elemento lingüístico tomado como base para la representación escrita: el ideográfico, el silábico y el alfabético.

En la escritura ideográfica, los signos gráficos, denominados generalmente ideogramas, representan de forma estilizada y esquemática las ideas o conceptos de que son portadores las palabras o las raíces léxicas. La base de este sistema consiste en representar de forma directa el significado de los signos lingüísticos, con independencia de su pronunciación, de su articulación en el habla. La gran ventaja de este tipo de escritura es su estabilidad frente a los cambios que, en el plano fónico, experimentan todas las lenguas en el curso de su evolución y el hecho de que puede ser utilizado por hablantes de variedades dialectales oralmente muy alejadas entre sí. La desventaja más evidente es el gran número de signos gráficos que es necesario manejar y el enorme esfuerzo que supone su aprendizaje. Aunque no existe ninguna lengua que utilice un sistema ideográfico puro de escritura, ya que todas cuenta, en mayor o menor medida, con elementos gráficos que representan sonidos, la china es el mejor ejemplo actual de escritura de base ideográfica. Asimismo, en lenguas que utilizan sistemas no ideográficos de escritura, hay siempre elementos —como los símbolos, entre los que cabe incluir las cifras numéricas— que constituyen, en cierto modo, ideogramas, ya que representan directamente los conceptos, no las palabras con que estos se expresan en cada lengua, hecho que posibilita su uso interlingüístico.

En los otros tipos básicos de escritura, la silábica y la alfabética, los signos gráficos traducen visualmente no ya el significado, sino el sonido del signo lingüístico. Lo que diferencia ambos sistemas es la unidad que toman como base de la representación.

En la escritura silábica, cada signo gráfico representa una sílaba diferente de la cadena hablada. Los silábicos son, históricamente, los primeros sistemas de escritura basados de manera exclusiva en el componente fónico del lenguaje, ya que la sílaba, al estar formada por el sonido o grupo de sonidos que se emiten en cada golpe de voz, constituye una unidad sonora natural, reconocible de modo intuitivo por todos los hablantes. Al ser menor el número de sílabas de una lengua que el número de sus palabras, la cantidad de signos gráficos distintos es muy inferior en los sistemas silábicos en comparación con los ideográficos (estos últimos pueden llegar a constar de varios miles de signos). En la actualidad, existen aún varias lenguas que total o parcialmente utilizan silabarios para su representación escrita, como el amárico, lengua oficial de Etiopía, o el japonés, que utiliza un sistema mixto de tipo ideográfico-silábico.

En la escritura alfabética, los signos gráficos representan cada uno de los sonidos distintivos mínimos —denominados técnicamente fonemas— con los que se articula la lengua oral. Este sistema supone un gran avance con respecto a la escritura silábica, ya que, al disociar los componentes vocálicos y consonánticos de las sílabas, y representarlos por separado, permite reducir al mínimo el número de signos gráficos diferentes necesarios para transcribir cualquier secuencia fónica. Su aprendizaje exige mucho menos esfuerzo, lo que explica que la mayoría de las lenguas actuales utilicen sistemas alfabéticos de escritura. Entre las escrituras alfabéticas existe un grupo especial, característico de lenguas semíticas como el árabe o el hebreo, donde la representación gráfica es básicamente consonántica. Tal particularidad responde a la peculiar estructura de estas lenguas, en las que el número de vocales es muy reducido y donde cada una de las raíces léxicas portadoras del significado común a todas las palabras de la misma familia está casi siempre formada por una secuencia de fonemas exclusivamente consonánticos (los fonemas vocálicos solo se transcriben en determinadas circunstancias y, en su mayor parte, deben deducirse de la propia estructura gráfica de la palabra y del contexto).

Estos tres tipos básicos de representación gráfica del lenguaje caracterizan asimismo las principales fases evolutivas de la historia de la escritura. Los primeros sistemas tuvieron una base ideográfica, a la que se fueron sumando pronto elementos de referencia fónica, como sucede en las escrituras mesopotámicas cuneiformes (así llamadas por la forma de cuña de sus caracteres) o en la escritura egipcia. En etapas posteriores fueron surgiendo, fundamentalmente en el área del Mediterráneo oriental y en el Oriente Próximo, sistemas de representación gráfica de base ya únicamente fónica, primero de tipo silábico y después alfabético, tras un lento proceso de individualización de los sonidos consonánticos y vocálicos presentes en las sílabas. 

Fuente: Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española. Ortografía de la lengua española. 2011.

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