En
español, como en todas las lenguas de escritura alfabética, los grafemas tienen
como función representar gráficamente los fonemas.
Idealmente,
cada fonema debería estar representado por un solo grafema y cada grafema
debería servir para representar un solo fonema. Este ideal de correspondencia
biunívoca entre fonemas y grafemas no se da prácticamente en ninguna de las
lenguas que han contado desde sus orígenes con sistemas de representación
gráfica, debido esencialmente al gran peso que suele tener en la escritura la
tradición gráfica heredada. Así, aunque la lengua hablada se modifique, en la
lengua escrita suelen mantenerse las formas gráficas asentadas de manera
estable en el uso. Esa tendencia conservadora de la ortografía explica la
resistencia a suprimir grafemas que han dejado de tener un valor fonológico
diferenciado por haber desaparecido el fonema que representaban. Por otra
parte, la existencia de combinaciones de grafemas para representar un solo
fonema tiene que ver con el rechazo mostrado en la mayoría de las lenguas a la
creación de signos completamente nuevos para transcribir nuevos fonemas, siendo
lo normal recurrir para ello a la combinación de grafemas ya existentes.
A
diferencia de otras lenguas, como el francés o el inglés, cuyas ortografías han
evolucionado muy poco en relación con los cambios experimentados por sus
sistemas fonológicos, el español presenta un alto grado de adecuación entre
unidades fónicas y gráficas. Esto se debe, por un lado, a la relativa
simplicidad de nuestro sistema fonológico en comparación con el de otras
lenguas y, por otro, a la realización de sucesivas reformas ortográficas
parciales, necesarias y posibles en momentos en que el sistema de
representación gráfica carecía aún de estabilidad y fijeza, y que estuvieron
guiadas en su mayoría por el principio de adecuación entre grafía y
pronunciación.
El
español presenta, no obstante, algunas desviaciones del ideal de
correspondencia biunívoca entre grafemas y fonemas, debidas fundamentalmente a
razones históricas o etimológicas. Así, en nuestro sistema gráfico, que cuenta
con veintisiete grafemas y cinco dígrafos para representar veinticuatro
unidades fonológicas, hay ciertos fonemas que pueden aparecer gráficamente
representados de varias maneras y algunos grafemas que representan, según el
contexto, distintos fonemas. Además, existen dos grafemas especiales: la h,
que no representa ningún fonema y carece de correlato fónico en el español
estándar, y la x, que representa, en la mayoría de los casos, una
secuencia de dos fonemas.
Fuente:
Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española. Ortografía
de la lengua española. 2011.
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