El masculino es en español el género no
marcado, y el femenino, el marcado. El miembro no marcado de una oposición
puede abarcar el conjunto designado por los dos miembros (como día en la
oposición día/noche). En referencia a seres animados, el masculino en
uso genérico puede emplearse para designar toda la especie, por tanto con
inclusión de individuos de ambos sexos: Un estudiante universitario tiene
que esforzarse mucho; Los hombres prehistóricos se vestían con pieles de
animales. Son ejemplos patentes los plurales padres (‘padre y
madre’), reyes (‘rey y reina’), príncipes (‘príncipe y
princesa’), etc.
Existen medios para deshacer posibles
ambigüedades. Están entre ellos los factores extralingüísticos y contextuales,
como lo que llevan a interpretar que se trata solo de varones en Pocos
jóvenes son ordenados sacerdotes actualmente. Si, por el contrario, no
queda claro que la expresión comprende individuos de uno y otro sexo, la lengua
posee recursos para especificarlo, como los desdoblamientos (Los españoles y
las españolas pueden servir en el Ejército) o la adición de otros elementos
(empleados de ambos sexos; empleados, tanto hombres como mujeres).
La doble mención se ha interpretado siempre como señal de cortesía en ciertos
usos vocativos: señoras y señores; amigas y amigos, etc.
Resultan innecesarias las series coordinadas de sustantivos de ambos géneros propias del lenguaje político y administrativo actual: los alumnos y las alumnas, a todos los chilenos y a todas las chilenas, un derecho de todos los ciudadanos y de todas las ciudadanas. El uso no marcado del masculino permite abarcar individuos de los dos sexos.
Fuente: Real Academia Española y Asociación
de Academias de la Lengua Española. Nueva gramática básica de la lengua
española. 2011.
No hay comentarios:
Publicar un comentario